martes, 15 de julio de 2008

EPÍLOGO. Y ELEGÍ MIS MEJORES ZAPATOS.

Gracias Melquiades. Aunque sea un relato fuera de carta, aquí tienes tu espacio para tu historia fresca, conmovedora, sencilla...

No ha parado de llover en todo el día. El cielo ha adquirido un tono gris perpetuo semejante al tono de mi vida en los últimos 12 años. Estoy calada de miedo por dentro, siento unos escalofríos que recorren mi cuerpo y me dejan sin respiración cada vez que pienso que ella está a punto de aparecer.

- Llegas tarde, como siempre.
- No creo que sea el momento para recriminarnos cosas…
- No me refería a eso, he encontrado este montón de fotos viejas y me he puesto a recordar… no era la puntualidad tu mejor virtud.
- Qué tal estás?
- Bien, mejor de lo que imaginaba. Sabía que este momento estaba cerca y, ahora que ya ha llegado, me siento liberada.
- Creo que para las dos es un momento difícil. Lo cierto es que no recordaba el camino, ahora me doy cuenta del tiempo que hace que no venía a casa. ¿Qué tienes en la mano, esa de ahí soy yo?
- Llevo días revolviendo los viejos baúles con trastos de la casa, los mismos que nos han acompañado a mamá y a mí todos estos años aunque nos empeñásemos en aparentar que no existían. Como si el simple hecho de no nombrarlos y tenerlos arrinconados nos permitiese creer que papá y tú nunca vivisteis con nosotras.
He rescatado estas fotos en las que aparecemos todos juntos, antes de que os marchaseis a la ciudad y he vuelto a sonreír como hacía años que no lo hacía. Esta de aquí eres tú y mamá en el porche…
- Y fíjate en esta, estamos las dos juntas y tú estas guapísima.
- Era la fiesta de fin de curso y la primera vez que me vestía de mujer. Por eso estaba encantada que mi hermana mayor hiciese de jefa de ceremonias
- Nos encerramos en el cuarto mío durante más de dos horas. Saqué la ropa más sexy que encontré en el armario, te pinté la raya del ojo por primera vez, cubrí tus labios de un rojo pálido y elegí mis mejores zapatos para la ocasión, aquellos negros de charol con fina costura que trajo la tía Luz de Italia.
- Cuando me vi reflejada en el espejo no era capaz de reconocerme.
- Recuerdo que cuando te vestía no parabas de hablarme del chico que te acompañaba a la fiesta. ¿Juan se llamaba?
- ¡Uy, no, era Jorge! Te hice prometer no decir nada en casa, me consideraban todavía un a niña para tener ningún novio.
- Sí, recuerdo la manía tuya de forzar los juramentos más diversos para asegurar tus secretos. Por cierto, ¿ quién más dijiste que venían al entierro acompañando a la tía Luz y al tío Paco?
- La prima Teresa, Elena y Jorge se acercarán en media hora; todos tenían unas ganas tremendas de verte de nuevo, después de tanto tiempo.
Confiaba en tener algo más de tiempo para hablar a solas contigo.
- Llevo noches en vela imaginando este momento, pensando las palabras exactas para decirte y auto convenciéndome de no echar a correr una vez detenido el coche enfrente de la casa familiar. Tenía miedo de reencontrarte llena de ira, de no querer escuchar las razones por las que dejé de venir a visitaros, porqué mi rechazo a nuestra madre fue tejiendo una tela de araña invisible alejándome de ti…
- No necesito escuchar razones, tenerte de nuevo junto a mí es suficiente. La penumbra de los últimos años casi acaba consumiéndome y la desgracia de mamá ha conseguido despertarme de nuevo. He decidido dejar la escuela, he avisado al director que no esperaré a que llegue la sustituta y ya me he puesto en contacto con la Universidad de Buenos Aires para comenzar, por fin, mi Doctorado.
- ¿De veras? ¡Cuánto me alegro por ti! Nunca entendí que rechazases las distintas becas que te propusieron por venir al pueblo a dar clases.
- Mañana, tras el funeral, viajo en tren hasta Málaga para esa misma noche coger el avión.
- ¿Tan pronto?
- Sí, tengo prisa por empezar mi vida. Por eso te pido que organices con el abogado todo el papeleo necesario, te dejo su teléfono y nombre.
- Cuenta con ello. Casi no aguanto las lágrimas, ahora que te encuentro de nuevo… ¿Algo más?
- Sí, prométeme…
- ... te lo juro, nunca más volveremos a separarnos.