domingo, 15 de julio de 2007

LA IMPOSTORA AUTORIZADA

Un fin de semana en la playa reconforta al más "pintao". Y yo, no voy a ser menos. He disfrutado con mis amigas de dos días viendo el mar y dedicándome a otros quehaceres ociosos.

Estos días de relax cerca del mar eran debidos a la despedida de la forense chiclanera, ya exforense de este municipio, que esta semana que entra pertenece a Toledo y vivirá en los Madriles. Para allá fuimos cinco a su despedida modalidad barbacoa, que aunque nosotras no teníamos que despedirla si no recibirla, nos unimos a la fiesta. Pero hay que decir que es complicado recibir a alguien que nunca se ha ido.

La barbacoa fue ayer, y en teoría era la única protagonista, como tantas veces lo fue antaño, pero un premio le robó parte de su noche estrella, o por lo menos para dos de nosotras. A las diez teníamos cita en Conil. Íbamos a recoger un premio al mejor corto de animación en nombre de Nico.

Algunos de vosotros sabréis que Nico ganó un Goya el año pasado con su corto "Tadeo Jones". Qué ilusión me hizo. Fue una sorpresa muy grata. Cuando lo vi con el premio no me lo podía creer. En ese momento me pasó por la cabeza todos los años, momentos y amistades que teníamos en común. Y un poco de pena por haber perdido el contacto, pero es un contacto que aunque parezca perdido, no es así, es como montar en bicicleta, nunca se olvida. Por supuesto que mi llamada de enhorabuena fue una de las miles que recibió. Quedamos cuando pasó un poco el "efecto Goya" y hablamos de mantener un contacto más asiduo, pero no ha sido así. Tampoco me preocupa aunque me gustaría hacerlo. Forma parte de un grupo de amigos a los que veo menos que de año en año. Él, junto con Fernando, Miguel, Guillermo y Antonio (gracias) forman parte de mi pasado, aunque siempre vuelven a aparecer. Nuestra relación es de bicicleta. Y la verdad es que si no puede ser de otra forma porque nuestras vidas juegan a no cruzarse, estoy contenta de tenerlos como "amigos bicicleta".

Si Tadeo Jones fue un éxito y le abrió muchas puertas que espero no se hayan cerrado, Tadeo Jones II no puede ser menos. Y el fruto parece que empieza a florecer. Nico tenía que recoger un premio en Alicante y otro en Conil. Obvio es que no se podía dividir, con lo que una conexión de llamadas y casualidades me hizo ser la embajadora de Tadeo Jones II en Conil.

Llegamos sobre las diez menos cuarto y estuvimos haciendo tiempo. El evento empezó sobre las diez y cuarto. Era al aire libre en el centro del pueblo y aunque Conil era un hormiguero de gente que rebosaba vacaciones, el aforo no era multitudinario. Hablamos con los responsables del festival y nos sentamos en las sillas de los premiados. Todo estaba montado como un cine de verano, y tenía su gracia, aunque lejos... lejos de los Goya, pero a mí me daba igual, que ya sé que nunca me va a pedir que recoja un Goya en su nombre, así que aunque fuera su premio, era mi momento.

Empezaron a dar los premios y Pavón estaba preparada con la cámara para inmortalizar el momento. Y llegó el punto álgido para Tadeo y para mí. Dijeron que el premio para el mejor corto de animación era para Tadeo Jones II y que recogía el premio María Negri. Y allí que subí al estrado. Di dos besos a la concejala de turno que me dio una réplica de una torre que hay en Conil (soy lo peor... no me acuerdo del nombre). Y me encontré delante de un micrófono hablando para un grupo de desconocidos. Repetí con mis palabras lo que Nico me había dicho y añadí alguna comentario de mi cosecha: di las gracias en su nombre y en los de las otras siete personas que había hecho posible el corto, en el que habían invertido catorce meses y habían sido capaces de hacerlo a pesar del bajo presupuesto porque el motor había sido la ilusión. Lo que dije como embajadora fue informar o recordar a los asistentes que Tadeo Jones había ganado un Goya y que esperaba que la segunda parte llegara más lejos. Quizá tenía que haber dicho que era "amigo bicicleta", pero habría sido un poco largo explicarlo y me habría desviado del protagonista, el corto.

Qué tonta que me puse un poco nerviosa, pero disfruté. Bajé de los altares y nos pusimos a ver las fotos, que si hubieran salido, habría colgado en esta entrada, pero un fallo de flash nos impidió inmortalizar aquel momento.

Los años pasan y es muy grato ver que los sueños de Nico se han hecho realidad. Enhorabuena y gracias por haberme dejado compartirlo contigo.

1 comentario:

Ana dijo...

Enhorabuena Nico. Seguro que vendrán muchos más premios.

Ana.