domingo, 2 de noviembre de 2008

TIEMPO

Cuando un segundo se hace una hora, cuando una hora se hace un segundo. El tiempo pasa igual siempre, no varía, es exacto, es la percepción la que cambia. Hay veces que no le hacemos caso, es algo insignificante, algo así como respirar, ¿cuántas veces nos planteamos que nuestros pulmones se están llenando de aire?

Nuestro aliado o nuestro enemigo. En época de crisis parece que el tiempo está más lejos de ser nuestro aliado. La crisis, qué es la crisis. Si encima tienes una percepción de la realidad parcial, por falta de interés, como es mi caso, se convierte en una bola intragable. Como si pensara que las noticias no van conmigo, que lo que dicen en la radio no son asuntos que me incumban, como si el no ver el telediario me dejara indemne de lo que ocurre en el exterior.

Hasta que llega un día que la famosa crisis te repercute por arte de virli virloque y ves que tu trabajo comienza a estar estrangulado. Y te das cuenta que este tiempo en el que has ejercido como profesional en exceso ha pasado, y aunque no ha caido en saco roto, sientes temblar cimientos que te dejan un poco dubitativa. Sientes un poco de pavor y notas que debajo de tus pies tiembla la tierra y te quedas parada esperando que no te caigan escombros en la cabeza y tu vida acabe de una forma drástica. Y ahí es cuando me planteo, empeñarse en vivir o empeñarse en morir.

Vuelve a tomar protagonismo el tiempo. Empeñarse en vivir, una labor ardua al que hay que dedicar lo que cuenta el tic tac del reloj, o empeñarse en morir, que es cuestión de segundos, todo se acaba y te conviertes en un ser inerte.

Sin lugar a dudas, empeñarse en vivir.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado tu reflexión María.
Tu primito

Anónimo dijo...

Celebro tu vuelta a las palabras Meri. Es un placer analizar las cosas desde tu prisma y el punto de aliento que siempre generas al exponerlas...

Tenemos que hablar cuando puedas vale?

Besos.- Antoine