lunes, 22 de enero de 2007

¿PARES O NONES?

Hay pares de todo tipo: binominos, independientes; destructivos, armónicos; insoportables, adorables; alegres, tristes; ingeniosos, aburridos; ariscos, empalagosos. Y luego estamos los nones, que tenemos la misma variedad de perfiles que los pares pero sin compartirlos. Suena raro pero es así; ¿cómo puedes ser nones y dependiente? muy fácil, te enganchas a cualquier personajillo que se cruce en tu camino, te acoplas a cualquier plan aunque no te seduzca demasiado antes de pasar un sábado por la noche viendo algún caspón en la tele, no haces planes a no ser que consigas a alguien que te acompañe, esperas horas eternas una llamada que nunca llega (antes no había móviles, ¿os acordáis?).

Tengo que confesar que yo lo hacía hace algunos años hasta que un día no sé por qué, decidí ir al cine sola, y me fui a ver "Leyendas de pasión" (trece años han pasado ya). Recuerdo el cine, en Bilbao, y viene a mi memoria el señor que me cortó la entrada que me hizo un comentario porque iba sola, ¿sería que por aquel entonces la gente no iba sola, o que yo no daba el perfil de ir sola al cine? Y acabó la película, y salí con una satisfacción extrema. Qué cosa más tonta, pero me sentí realizada. A veces las cosas pequeñas son muy importantes también y no las tomamos en cuenta. Hay que rebobinar y buscar nuestros hitos históricos que todos tenemos, esos pequeños puntos de inflexión que hacen que tomemos otro camino más acorde con nuestra evolución.

Desde aquel momento, el cine y yo nos unimos en una simbiosis perfecta (aunque más por mi parte que por la suya, porque no sé muy bien qué se le puede aportar a algo estático). Y volvió a ocurrir otro acontecimiento en mi vida: una Semana Santa me quedé sola en Madrid porque tenía que estudiar, y después de un día duro de codos, me fui a la sesión de las diez, un viernes tan señalado, a ver "Solas". Y yo pensaba, voy a ver "Solas" sola... qué cuelgue tengo, ¿me mirará la gente? ¿pensará que no tengo amigos? ¿y la familia? Pero ese miedo escénico se fui diluyendo una vez que se apagaron las luces, y desde las primeras filas el contacto era tan directo, que sin darme cuenta me metí en la película, me conviertí en un testigo invisible, como un psicoanalista, me vacié de mí para llenarme de los personajes que vi en la pantalla. La película me encantó, pero estoy segura que me llegó mucho más porque ellas estaban solas y yo estaba sola en el cine realizando mis pinitos de independencia; quizá me sentía identificada con ellas, y yo quería que lucharan contra las adversidades y que vencieran sus miedos. Y la satisfacción también fue doble cuando salí porque ellas habían logrado apartar sus miedos y yo había logrado vencer los míos.

No sé si cuando salí alguien pensó algo de mí, pero yo había cambiado; era la misma pero distinta. Seguramente si me hubiera hablado alguien antes de empezar la película habría parecido una persona insegura, y si me hubieran preguntado algo al terminar la película, habría dado la sensación de todo lo contrario. ¿Y cuál es la verdad? La verdad es lo que nosotros pensamos de nosotros mismos que inevitablemente reflejamos.

Desde entonces ya no me cuesta ir sola al cine, ni me importa qué pueda pensar el de al lado de mí. Y elijo sesiones en las que haya poca gente, no porque me dé vergüenza que la gente me vea sola, sino para conseguir ese clímax de conexión con la película.

Y se cierra el bucle, eres nones. Sales del cine y te gustaría comentar con alguien lo que te ha parecido, aquel momento en lo que todo pasó muy rápido y no te enteraste muy bien, revivir la situación que te causó tanta risa, comentar aquella escena que te impresionó tanto, pero no tienes a nadie. Es un segundo fugaz lo que se pasa este pensamiento por la cabeza y no es amargo, pero sólo puedes pensar en la peli y esperar a que alguien la vea para poder comentarla en otro momento.

No hay que olvidar que todo tiene su lado positivo y hay que explotarlo siempre. Si eres nones y piensas en pares, estás jodido, y si eres pares, y piensas en nones, te encuentras en la misma jodienda. Existe un pequeño hilo conductor entre las dos orillas, esos nones que podemos ser pares o triples o cuádruples con familia, amigos, desconocidos... y que no esperamos como Penélope en la canción de Serrat; y esos pares que cuando quieren algo lo hacen y les gusta aunque no estén acompañados.

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