domingo, 18 de mayo de 2008

RELATO UNO. Y ELEGÍ MIS MEJORES ZAPATOS

Hoy era un día importante. Todos estaban allí.
A mi nunca me gustaron las multitudes, ni ser el centro de atención, pero después de verles a todos juntos me alegré.

Miraba a mi alrededor y no faltaba nadie, incluso me sorprendió ver a alguno de ellos. ¿Cómo se habrían enterado? Las malas noticias realmente vuelan.

Era como verme reflejado en todas esas personas, algunas buenas, otras no tanto. En definitiva todos formaban parte de mi vida: compañeros del colegio, de la facultad, compañeros de los miles de trabajos por los que había pasado. ¡Todas mis novias! (o al menos las que podía recordar). Mis amigos: todos. Primos que no veía desde hacía siglos. Mi hermano, mi hermana, mi madre, mis tías.

Y mi mujer. En una esquina y con la mirada perdida. Parecía que se iba a romper. A ella si que no le gustan las multitudes. Realmente ella sí que las odia.

Por la mañana ya lo tenía pensado, y desde hacía un par de semanas también: Hoy era un día importante. Todos estarían allí. Repasé minuciosamente mi armario y elegí mi mejor traje, mi mejor camisa y mis mejores zapatos.

Ahora que había llegado la hora de la verdad sentía un poco de vértigo. Tanto tiempo y tanta gente alabando mi entereza durante meses y ahora me sentía asustado. Asustado de verdad. Los demás lo parecían antes, pero ahora ya no. Ahora sólo yo estaba asustado.

Creo que después de todo, salió bien. Me encantó verles allí. Me encantó reunirles por última vez. Me echarán de menos. Y yo a ellos también.

Hoy era un día importante y todos estuvieron allí.

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